El Mindfulness en español se conoce también como Atención Plena. La práctica de la atención plena muestra sus frutos de muchas maneras, algunas casi inmediatas y otras a largo plazo. Es importante saber que hay dos tipos principales de práctica dentro de mindfulness. Primero, la práctica informal, que implica una atención concentrada y deliberada en nuestra vida cotidiana, es decir, mientras llevamos a cabo nuestras actividades habituales. En segundo lugar está la práctica formal, que es la meditación, llevada a cabo en un momento dedicado específico. En otras palabras, esta es la actividad en sí misma, no la estás haciendo mientras estás haciendo otras cosas. Ambas actividades en esencia son una forma de meditación y pertenecen al concepto global de atención plena y ambas prácticas son esenciales.
Entonces, ¿qué obtienes de eso? ¿Cuales son los beneficios? Aquí hay una lista de 15 beneficios, algunos de los cuales han sido probados con datos empíricos, otros simplemente son de “conocimiento común” entre los practicantes durante miles de años. Esto de ninguna manera es una lista exhaustiva. ¡Es solo un punto de partida!
La Atención plena…
- Mejora la calidad de vida general.
- Reduce el estrés, la ansiedad y la depresión.
- Reduce nuestra charla mental constante de “mente loca” (ya sabes de lo que estoy hablando).
- Aumenta nuestra conciencia de nosotros mismos y del mundo que nos rodea, dándonos un mayor sentido de realidad y confianza.
- Reduce el agarre del ego en nuestros pensamientos, sentimientos y conductas, lo que lleva a un mayor sentido de quiénes somos en realidad, lo que resulta en una mayor felicidad y una existencia más auténtica.
- Aumenta la compasión, la empatía y la inteligencia emocional.
- Mejora nuestras relaciones sociales en cada área de nuestras vidas (incluso con esa tía que siempre te pellizca la cara).
- Aumenta nuestra capacidad de concentración, lo cual es beneficioso para estudiantes, atletas, ciertos trabajos o cualquier persona que necesite perfeccionar sus habilidades de concentración.
- Reduce nuestras reacciones emocionales y nos permite responder conscientemente a las situaciones, liberándonos de las garras de nuestras emociones (no más rabia en el camino).
- Aumenta la ecuanimidad, lo que significa que podemos permanecer serenos y estables cuando estamos expuestos a situaciones desagradables, dolor, estrés u otras situaciones en las que de lo contrario nos sentiríamos abrumados o desequilibrados.
- Reduce el dolor físico al alterar la forma en que nuestros cerebros procesan el dolor.
- Mejora nuestro sistema inmunológico.
- Mejora nuestras conexiones neuronales mediante el fortalecimiento de la vaina de mielina, que nos protege de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
- Aumenta nuestros sentidos y hace que la vida sea más agradable.
- Nos libera de comportamientos inconscientes automáticos, traumas pasados, juzgar y criticarnos a nosotros mismos y a los demás, pensamientos dañinos y adicciones.
“La práctica del mindfulness comienza en la pequeña cueva remota de tu mente inconsciente y florece con la luz solar de tu vida consciente, alcanzando mucho más allá de las personas y los lugares que puedes ver.”
~Earon Davis